23 de septiembre de 2011

Informe de la Red de Observatorios Universitarios de Medios


Luego del desconcierto de la prensa hegemónica por el amplio triunfo de Cristina Fernández de Kirchner en las primarias, comienzan a vislumbrarse vectores editoriales que permiten adelantar cuál será el rumbo de las coberturas mediáticas de cara a los comicios de octubre.

La Red de Observatorios Universitarios de Medios (ROUM) analiza en su octavo informe las coberturas de los principales diarios de diferentes provincias tras las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO).

En sus conclusiones, advierte que los comportamientos de los diarios hegemónicos de Córdoba, Tucumán, Santa Fe, Mendoza, San Luis y Salta “preanuncian lo que muy probablemente sea el tono de sus respectivos trabajos en el contexto de las elecciones de octubre próximo: contaminación semántica para descalificar al gobierno nacional y a la candidata a la Presidencia, Cristina Fernández de Kirchner”.

Del seguimiento de las agendas, del uso de fuentes y de los estilos empleados por estos medios se desprenden algunas consideraciones a tener en cuenta respecto de las coberturas de la segunda quincena de agosto pasado.

La Voz del Interior (Córdoba), por ejemplo, “no escatimó esfuerzos para desvalorizar los resultados favorables al kirchnerismo”, apelando a “un permanente tono burlón sobre la alegría de la Presidenta frente a los resultados”.

Si bien el diario reconoce el triunfo del Frente para la Victoria (FpV) y varias notas tratan el fracaso de Ricardo Alfonsín y Eduardo Duhalde, “se observa un esfuerzo por instalar a Hermes Binner como el candidato único de la oposición”.

La obligación de tener que admitir la victoria de Cristina Fernández fue algo que incluyó a todos los medios hegemónicos por igual, aunque con el paso de los días muchos de ellos trataron de relativizar el resultado con diversas interpretaciones acerca de los motivos del voto ciudadano.

En esta línea, el diario La Gaceta (Tucumán) se vio ante la necesidad de “realzar toda voz de tono opositor”, mientras que El Litoral (Santa Fe) recurrió a un “lenguaje ofensivo en forma sistemática contra el Gobierno nacional y la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”, al tiempo que utilizó los discursos de medios nacionales, como el diario La Nación (Buenos Aires) “como fuente antigubernamental”.

Los Andes (Mendoza), por su parte, trató de profundizar su “operación desgaste” –ya verificada en informes anteriores-, utilizando “como principales estrategias la instalación de un escenario tiránico, signado por el autoritarismo presidencial, el ataque a la prensa ‘no cooptada’ y una desproporcionada recurrencia a fuentes vinculadas a la oposición”.

El diario UNO mantuvo una marcada diferencia con respecto a su principal competidor en el mercado mendocino (Grupo Clarín) al sostener un “aparente equilibrio” en su tratamiento periodístico de las PASO.

En este sentido, el informe de la ROUM recuerda que el monopolio Vila–Manzano realiza desde hace unos meses una serie de movimientos tácticos que le permitieron apartarse de las líneas demarcadas por las corporaciones explícitamente opositoras”.

En tanto, el Diario de la República (San Luis) se acopla al triunfalismo del gobernador Alberto Rodríguez Saá, caracterizando al puntano como “el único que pudo ganarle a la Presidenta”. El propio gobernador es una fuente privilegiada del medio y se destacan varios aspectos de su gestión en la Provincia, siempre de acuerdo al discurso oficial.

Asimismo, se despliegan argumentos descontextualizados y reduccionistas para justificar el resultado obtenido por la Presidenta. Un ejemplo son las explicaciones que tratan de instalar que la victoria del FpV “obedece a la gran cantidad de villas miserias que existen en el país, donde se sufraga a favor del oficialismo”.

No menos descalificantes fueron los vectores editoriales utilizados por El Tribuno (Salta) para abordar las elecciones primarias, en muchos casos con “incursiones severas de tono discriminador”.

El informe destaca que la mayoría de las noticias publicadas por el medio salteño están vinculadas a problemas como el de la “inseguridad”, tratando con especial énfasis el caso de las turistas francesa. Con éste y otros temas se apunta al gobierno provincial y, por elevación, al gobierno nacional, concluye la ROUM.

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RED DE OBSERVATORIOS
UNIVERSITARIOS DE MEDIOS
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Observatorio de Medios de Argentina
Facultad de Periodismo y Comunicación Social – UNLP
Observatorio de Medios
Facultad de Ciencias Sociales – UNLZ
Observatorio de Periodismo y Derechos Humanos
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales – UNCuyo
Observatorio Universitario de Medios
Escuela de Ciencias de la Información – UNC
Observatorio de Medios de la UNSA
Carrera de Ciencias de la Comunicación – UNSA


Fuente: http://oumcordoba.wordpress.com/

Copia Certificada, de Abbas Kiarostami


Congelando las emociones

Hay películas que cuentan historias y hay otras que se valen de la cámara para plantear claves poéticas, transmitir universos personales o sugerir ideas con respecto al arte, al mundo, a la vida. Hay muchos que prefieren esta segunda categoría, porque sería la que justifica que el cine sea un arte autónomo, con su lenguaje propio independiente de la literatura, del teatro, de la pintura, de la fotografía. Una forma pura de plantear en imágenes no una historia dramática sino una serie de sensaciones visuales provocativas y audaces.

A eso precisamente ha apuntado el iraní Abbas Kiarostami (“Primer plano”, “A través de los olivos”, “El sabor de la cereza”, “El viento nos llevará”), resistido en su país pero muy aceptado en los festivales, donde suele ganar varios premios. Nunca ha sido un favorito del público, pero a los artistas eso no suele interesarles. Esta nueva producción de origen francés con Juliette Binoche a la cabeza del reparto es una variante en su carrera. Nunca había trabajado para el cine “comercial” ni con actores profesionales. No domina ninguno de los tres idiomas que se escuchan en la película (francés, inglés, italiano), pero escribió el libreto y dirigió a los actores. Es un artista. Se entiende con ellos en su lenguaje especial.

La Copia certificada es el libro que el escritor inglés James Miller (William Shimmel, barítono de ópera convertido en actor) va a presentar en un pueblo de la Toscana italiana. Mientras se dirige a la audiencia en inglés, suena su celular y lo atiende, lo que demuestra el poco respeto que tiene por sus lectores. Entre ellos está una mujer francesa (Binoche) que hace lo propio: en vez de atender al autor se dedica a cruzar gestos con su hijo adolescente, pero antes de irse con él deja su dirección para que Miller la visite. El hijo le pregunta: “¿Vas a enamorarte de él otra vez?”, mientras camina varios pasos detrás de ella, que no le contesta. Enigma e incomunicación, como mostraba Michelangelo Antonioni hace cincuenta años.

En verdad, la película parece hecha hace cincuenta años. La forma en que se encadenan las tomas mientras los personajes hablan (a bordo de un auto hacia la hermosísima villa de Lucignano, paseando por la calle, en el interior de una iglesia, dentro de un museo, en una trattoria) se parece a “Viaje a Italia” de Roberto Rossellini (1953), pero todo es básicamente Antonioni (“La aventura”, “La noche”, “El eclipse”). Las referencias son para eruditos, porque toda la película es para eruditos. Allí se habla de arte, de que una copia vale tanto como un original (el título del libro y del filme) y muchas conversaciones cultas entre una mujer interesada en un hombre que parece en cambio bastante indiferente con ella.

De pronto, todo cambia. Parece que se conocían de antes, y bastante. Lo que se había visto hasta ahora era mentira o lo que sucede de ahora en adelante es tal vez mentira. La relación entre Miller y la mujer (que no tiene nombre) se transforma abruptamente y nada es lo que parecía ser. O tal vez porque ambos parecen una copia (¿mejor que el original?) de sí mismos, de lo que se supone que son en la vida real, siempre que la vida real sea esa y no lo que se suponía que era al principio. En suma, un ejercicio intelectual que no pretende ser entendido sino sentido, aunque Kiarostami acá se equivoca. No se puede sentir lo que está expresado con una frialdad carente de toda emoción.

Hay símbolos visuales, muchos espejos, mucho distanciamiento, mucha charla/ culta y cero sentimiento. Solo Juliette Binoche merece la pena de ser contemplada con interés, sin olvidar la campiña italiana y ese encantador pueblito toscano. Y en cuanto a las pamplinas de Kiarostami, gracias, pero Rossellini y Antonioni eran mejores. Mentira que la copia es igual o mejor que el original.

“Copia certificada” (“Copie conforme”). Francia-Italia-Irán, 2010. Duración: 106 minutos.

J.E.C.

Publicada originalmente en el semanario "Búsqueda", Montevideo, Uruguay, el 22/09/11

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SALAS Y HORARIOS

ARGENTINA

Centro

Rosario

Mi Primera Boda, de Ariel Winograd


Esa pesadilla que todos temen

No hay ningún preámbulo: ya en la primera escena el novio se dirige al espectador para aconsejarle que nunca se case, porque su propia fiesta ha sido un desastre. Algo parecido, aunque con otra tónica, era lo que hacía Spencer Tracy en la recordada “El padre de la novia”, sentado en medio de un escenario devastado para contar los pormenores de esa paradigmática fiesta de bodas, aquella que se prepara tanto, se gasta demasiado, se invita a mucha gente y se teme todo el tiempo que ocurra un hecho imprevisto que arruine tanta dedicación, por lo que no se disfruta ni un minuto. Eso es lo que está tratando de decirnos Adrián, que tiene el rostro de Daniel Hendler y habla en ese tono monocorde tan personal donde dice cualquier ironía o comentario agudo sin que se le mueva un pelo.

Y casi enseguida aparece ella, Leonora, vestida de novia y con el rostro de Natalia Oreiro, igualmente decepcionada y echando maldiciones contra esa pareja con la cual iba a unirse para siempre y desearía no ver nunca más. ¿Qué ocurrió? ¿Se casaron o no? Ese toque de suspenso es lo que sostiene en vilo la peripecia de Mi primera boda, que tiene una perfecta unidad de tiempo y espacio, ya que transcurre enteramente en una mansión-chacra, de esas que se alquilan para los casamientos, y en el período exacto en que transcurre esa fiesta tan especial que debería ser recordada para siempre como un instante de feliz plenitud pero que a veces se transforma en una temible pesadilla. El modelo puede ser el de “Muerte en un funeral”, donde a pesar de la diferencia temática, se trata de sacar jugo a las situaciones más comunes distorsionándolas con cierta lógica interna, para convertir en grotesco lo cotidiano y en cómico lo imprevisto.

Y hay que decir que esta película argentina dirigida por Ariel Winograd (con solo un título previo, “Cara de queso”, 2006), y escrita por Patricio Vega, cumple con todos los postulados que propone: la sátira a la venerable institución del matrimonio, el ritmo narrativo que nunca decae, la galería de personajes excéntricos o ridículos a su pesar, y un elenco de grandes nombres en cada uno de los papeles. Lo curioso -y por otra parte inédito en el cine argentino- es que su pareja principal esté compuesta por dos actores uruguayos cada vez más populares: ella de fama televisiva, con festejadas incursiones en el canto y ocasionalmente en la pantalla grande, y él de prestigio merecido en el cine independiente, con un premio en Berlín por “El abrazo partido” y una reciente labor de dirección en el cine uruguayo (“Norberto apenas tarde”).

En Mi primera boda (¿por qué “primera”? ¿Se supone que habrá otras?), hay además una situación muy especial: Adrián es judío y Leo es católica, y aunque ninguno de los dos sea practicante, la boda soñada solo puede estar completa con la bendición religiosa, aunque haya que arreglar para que un cura y un rabino la oficien simultáneamente. Y si el cura es Marcos Mundstock y el rabino Daniel Rabinovich, esos formidables Luthiers saben sacar partido de la oposición (amable) entre esas dos religiones con un mismo tronco y diferentes derivaciones, sobre todo si van juntos en un demorado remise que tarda demasiado en llegar a destino. Gabriela Acher como madre de Adrián y Soledad Silveyra como madre de la novia son otras dos presencias disfrutables, la primera porque no soporta que su hijo se case con una cristiana y la segunda porque está más interesada en empinar el codo y en posar de divina que en prestar atención a una hija con la cual no tiene mayor contacto.

No falta el abuelo desubicado (Pepe Soriano), que acaba de separarse de su mujer y cree poder tirarse una cana al aire y fumarse un porro como si tuviera cincuenta años menos. Pero la acción principal se centra en Adrián, algo torpe para las cosas prácticas, que se manda una metida de pata y trata de arreglarla con ayuda de su abombado primo (Martín Piroyansky), mientras difiere la ceremonia nupcial con la consiguiente nerviosidad de la novia, asediada para peor por un antiguo amante (nada menos que Imanol Arias), cínico por demás y escéptico del amor eterno, aunque parezca en realidad un veterano decadente. Todos ellos, más alguna amiga de Leo (Muriel Santa Ana, la de “Cuento chino”) y varios amigos del novio con aspecto de perfectos idiotas, se mueven de un lado a otro mientras la wedding planner se desespera porque nada sale según lo planificado. En ciertos momentos, todo parece deslizarse hacia el estilo desaforado de “Esperando la carroza”, pero Winograd le pone freno en los instantes apropiados, como para demostrar que sabe mantener el control y la coherencia interna. El resultado tiene su gracia, nada memorable pero siempre entretenido.

Una palabra final para los actores principales. Nadie va a discutir el talento de Hendler, que en aquella trilogía de Daniel Burman (“Esperando al mesías”, “El abrazo partido”, “Derecho de familia”) consolidó su carrera, pero verlo en un papel de comedia haciendo cosas propias de Ben Stiller es toda una revelación. Natalia Oreiro ya había mostrado su garra de actriz en “Francia” de Adrián Caetano, y estaba muy bien en la uruguaya “Miss Tacuarembó” (una película bastante mejor de lo que algunos creen). Así que tampoco resulta sorpresivo verla en este papel de novia bella y temperamental, acostumbrada a imponer sus condiciones y no aceptar que se la contradiga. Que ambos tengan éxito en el cine argentino es algo que se merecen y están en el momento ideal de disfrutarlo.

“Mi primera boda”. Argentina, 2011. Dirigida por Ariel Winograd. Escrita por Patricio Vega. Con Natalia Oreiro, Daniel Hendler, Imanol Arias, Soledad Silveyra, Pepe Soriano, Muriel Santa Ana, Martín Piroyansky, Gabriela Acher, Gino Renni, Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich. Duración: 108 minutos.

Jaime E. Costa


Publicada originalmente en el semanario "Búsqueda", Montevideo, Uruguay, el 22/09/11

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SALAS Y HORARIOS

ARGENTINA

Abasto

Alta Gracia

Bahía Blanca

Belgrano

Caballito

Centro

Comodoro Rivadavia

Córdoba Centro

Hoyts Nuevocentro
Horarios: 13:00 , 15:15 , 17:30 , 19:45 y 22:15. | Trasnoche: 00:45

Flores

Atlas Flores
Horarios: 13:00 , 15:00 , 19:00 , 21:00 y 23:00. | Trasnoche: 01:00

La Plata

Mar Del Plata

Mendoza

Neuquén

Village Neuquén
Horarios: 13:15 , 15:30 , 17:40 , 19:50 y 22:00. | Trasnoche: 00:15

Palermo

Cinemark 10 Palermo
Horarios: 11:35 , 13:50 , 16:10 , 18:30 , 20:45 y 23:05. | Trasnoche: 01:20

Puerto Madero

Río Cuarto

Rosario

Village Rosario
Horarios: 13:30 , 15:45 , 18:00 , 20:15 y 22:30. | Trasnoche: 00:45

Saavedra

Hoyts Dot
Horarios: 13:00 , 15:30 , 18:00 , 20:30 y 23:00. | Trasnoche: 01:30

Salta

Hoyts Salta
Horarios: 12:30 , 17:00 y 21:30. | Trasnoche: 00:00

San Luis

Santa Fe

Tandil

Villa Devoto

Cinema Devoto
Horarios: 12:15 , 14:15 , 16:20 , 18:30 , 20:40 y 23:00. | Trasnoche: 01:10

Zona Norte Gran Bs. As.

Cinemark Tortugas
Horarios: 13:00 , 15:20 , 17:50 , 20:20 y 22:40. | Trasnoche: 01:10

Zona Oeste Gran Bs. As.

Zona Sur Gran Bs. As.

Hoyts Temperley
Horarios: 13:00 , 15:15 , 17:45 , 20:00 y 22:30. | Trasnoche: 00:45
Village Avellaneda
Horarios: 13:00 , 15:10 , 17:30 , 19:50 y 22:10. | Trasnoche: 00:30

Fuente: www.lanacion.com.ar


URUGUAY

Español
Viernes y Sábado 14:00 - 16:00 - 18:10 - 20:20 - 22:30
Domingo a Jueves 16:00 - 18:10 - 20:20 - 22:30

Español
Viernes y Sábado 17:30 - 19:45 - 22:00 - 00:10
Domingo a Jueves 17:30 - 19:45 - 22:00

Español
Viernes y Sábado 15:10 - 17:30 - 19:50 - 22:10
Domingo a Jueves 17:30 - 19:50 - 22:10

Español
Viernes y Sábado 15:30 - 17:50 - 20:10 - 22:30 - 00:50
Domingo a Jueves 15:30 - 17:50 - 20:10 - 22:30

Español
Viernes y Sábado 13:15 - 15:30 - 17:50 - 20:10 - 22:35 - 00:55
Domingo y Jueves 15:30 - 17:50 - 20:10 - 22:35

Español
Viernes y Sábado 14:50 - 17:10 - 19:30 - 22:30 - 00:50
Domingo a Jueves 14:50 - 17:10 - 19:30 - 22:30

Español
Viernes y Sábado 15:20 - 17:40 - 20:00 - 22:20
Domingo a Jueves 17:40 - 20:00 - 22:20

Fuente: www.cartelera.com.uy


El Planeta de los simios: (r)evolución, de Rupert Wyatt



Al fin se sabe (¿?) lo que pasó

Había que borrar y empezar de nuevo. Volver a la original “Planeta de los simios” de 1968 y hacer una “precuela”, olvidando las cuatro secuelas entre 1970 y 1973, la serie de TV y hasta la remake de Tim Burton de 2001. La 20th Century Fox es dueña de los derechos de la novela de Pierre Boulle y piensa seguir explotándolos mientras el público aguante. No le fue bien con la película de Burton, que mejoraba el maquillaje de los simios pero caía en un final que quería ser irónico y resultaba caótico. ¿Cómo hacer para revertir ese fracaso?

Hace más de cuarenta años, los actores disfrazados de simios parecían bastante convincentes, pero la primitiva técnica de maquillaje envejeció muy rápido y hoy resulta difícil de digerir. Claro que la película de Franklin J. Schaffner tenía otros motivos de interés porque en 1968 ni siquiera había llegado el primer viaje tripulado a la Luna y aquellos astronautas capitaneados por Charlton Heston caían en un planeta desconocido dominado por monos inteligentes, parlantes (en inglés, of course) y muy autoritarios, que tenían a los humanos como esclavos mudos e idiotizados. Luego venía el gran final (uno de los mejores en la historia del cine), con la horrible revelación: la nave había caído en la Tierra luego de una extraña pirueta en el tiempo, más de mil años después de la partida y con la raza humana como responsable de haber provocado una hecatombe apocalíptica.

Lo que resta saber ahora es cómo pudo ocurrir esa espantosa catástrofe que convirtió a los hombres prácticamente en zombies y elevó a los simios a la dominación planetaria. Las secuelas del filme de 1968 inventaron cualquier cosa pero terminaron con la vuelta de los simios inteligentes a la época actual ya con el planeta condenado, porque había explotado en la segunda entrega (“Bajo el planeta de los simios”). Eso explicaba que fueran ellos mismos los que originaran su supremacía futura, pero nada aclaraba en cambio en qué momento se habían vuelto inteligentes, porque eso resultaba del truco de traerlos hacia atrás en el tiempo, obviando una evolución que se hacía innecesaria.

Ahora, desde el mismo título “El planeta de los simios: (r)evolución”, se busca una explicación más ¿lógica? y para ello hubo que trasladar la acción a nuestros días y proponer que un científico que trabaja para una gran empresa farmacológica (James Franco) está experimentando una cura para el Alzheimer con la droga ALZ 112 que proporciona a chimpancés cuya inteligencia se ve así estimulada. La urgencia del médico es mejorar la deplorable condición mental de su padre (John Lithgow), un hombre otrora brillante que empeora día a día. Un accidente en el laboratorio hace que se clausure la investigación, por lo que el científico se lleva a su casa un chimpancé cachorro y sigue operando su invento en forma clandestina.

Los años pasan, el viejo recupera sus facultades, el animal crece como mascota (o como hijo) pero también crece su inteligencia, por lo que lo único que le falta es hablar. Basta imaginar lo que sigue, que no es muy original: algo sale mal y las cosas se complican, lo que incluye villanías inhumanas de cierta gente y sentimientos muy humanos de solidaridad entre los monos, porque hay muchos en cautiverio y lo único que necesitan es un líder. La rebelión se pone en marcha, pero de ahí a que se explique cómo se llegó a la extrema situación que mostraba “El planeta de los simios” hay un largo trecho. Se supone que habrá secuelas que lo muestren y el camino queda abierto.

Lo verdaderamente asombroso de esta nueva versión es el trabajo de animación efectuado sobre actores reales que digitalmente se han convertido en simios. Hay escenas de masas, donde miles de monos toman el Golden Gate de San Francisco, que hay que verlas para creerlas. No se usó ningún animal de verdad en la filmación: todo es computarizado. Tampoco se trata de gente disfrazada, como en la película de Tim Burton. El realismo es extremo, pero también tiene sus trucos: el mismo actor (Andy Serkis) que hacía de Gollum en “El señor de los anillos” y de King Kong (ambas de Peter Jackson) es el que presta sus ojos para el personaje de César, el chimpancé inteligente. Su expresión es tan conmovedora que resulta sin lugar a dudas el mejor actor del reparto.

Porque James Franco sigue tan ausente como en la ceremonia del Oscar, los demás personajes son estereotipos y Freida Pinto (que está ahí para posar de interés romántico) es una figura decorativa. Por suerte todo está movido con suma fluidez por el director Rupert Wyatt, que en ciertos momentos logra dotar de renovados bríos a esta historia tan manoseada. Pero es un triunfo de la técnica, más que otra cosa. Una técnica brillante, eso sí, con un personaje que se lleva toda la atención en forma excluyente sin siquiera mostrar la cara.

El planeta de los simios: (r)evolución” (“Rise of the Planet of the Apes”). EEUU, 2011. Dirigida por Rupert Wyatt. Escrita por Rick Jaffa y Amanda Silver. Con James Franco, Andy Serkis, Freida Pinto, John Lithgow, Brian Cox, Tom Felton. Duración: 105 minutos.

Jaime E. Costa

Publicada originalmente en el semanario Búsqueda, Montevideo, Uruguay la primera semana de setiembre 2011

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HORARIOS Y SALAS

ARGENTINA

Abasto

Bahía Blanca

Centro

Monumental
Horarios: 14:45 , 18:55 y 23:05. | Trasnoche: 01:10
Premier
Horarios: 14:30 , 18:20 y 22:10.

Chaco

Córdoba Centro

Corrientes

Cosquín

La Plata

Las Heras

Mar Del Plata

Mendoza

Rivadavia

Rosario

San Juan

Santiago Del Estero

Tucumán

Zona Norte Gran Bs. As.

Zona Oeste Gran Bs. As.

Zona Sur Gran Bs. As.

URUGUAY


Inglés (ST en español)
Viernes y Sábado 20:00 - 22:15 - 00:30
Domingo a jueves 20:00 - 22:15

Inglés (ST en español)
Viernes y Sábado 17:50 - 20:10 - 22:30 - 00:50
Domingo a Jueves 17:50 - 20:10 - 22:30

Inglés (ST en español)
Viernes y Sábado 14:15 - 16:40 - 19:10 - 21:35 - 24:00
Domingo a Jueves 16:40 - 19:10 - 21:35

Inglés (ST en español)
Viernes y Sábado 13:00 - 15:20 - 17:45 - 20:10 - 22:35 - 01:00
Domingo a Jueves 15:20 - 17:45 - 20:10 - 22:35

Inglés (ST en español)
Viernes y Sábado 15:25 - 17:45 - 20:05 - 22:25
Domingo a Jueves 17:45 - 20:05 - 22:25

Inglés (ST en español)
Viernes y Sábado 16:30 - 19:00 - 21:30
Domingo a Jueves 19:00 - 21:30

Fuente: www.cartelera.com.uy


22 de septiembre de 2011

Roger Waters sobre el asesinato legal de Troy Davis


"Que enorme tristeza.
Mas allá de toda conversación, existía una duda razonable. Los Estados Unidos son un país mas pequeño ahora.
Su sistema legal les ha fallado nuevamente.
Lo mas importante es que le ha fallado a Troy Davis y a su familia.
También le ha fallado a la familia y los amigos del oficial Mark MacPhail.
Ellos ya no tienen oportunidad de perseguir la verdad. Maldita sea la pena de muerte; sólo sirve para recordarnos cuánto nos falta evolucionar.
Sabemos a través todos los estudios disponibles que no es disuasiva.
No vuelvan a matar a alguien en nuestro nombre nunca mas."

El texto original:

"How very sad, there was, beyond any conversation, reasonable doubt. The USA is a smaller nation now. Your legal system has failed you again. Most importantly, it has failed Troy Davis, and his family. It has also failed the family and friends of officer Mark MacPhail. They no longer have the opportunity to pursue the truth. Damn the death penalty, it serves only to remind us that we have a lot of evolving to do. We know from all available research that capital punishment is not a deterrent. So let's not kill anyone in our name ever again.

Roger Waters"



Paul McCartney en Buenos Aires - Up & Coming Tour - 11 de noviembre de 2010 - Estadio Monumental


La siguiente nota fue escrita originalmente en noviembre de 2010.

Ya ha pasado una semana de las presentaciones de Paul McCartney en Buenos Aires y francamente, resulta muy difícil hacer un comentario desapasionado y estrictamente musical sobre lo que fue, mucho mas que un recital, una integral experiencia músico-emocional. Porque la música de Paul y de los Beatles no son meras canciones que entran en la categoría “una que sepamos todos”... Forman parte de la banda de sonido de la vida de las 100.000 personas que en muchos casos hicieron grandes sacrificios, pagando entradas excesivamente elevadas, para estar cerca de una leyenda viva. De alguien que para muchos, entre los que me incluyo, inventó con sus tres compinches durante la década del 60 la música pop tal y como la conocemos. El mago de las melodías, el querido Paul, el inimitable Macca.

Mientras caminaba por la avenida Libertador y luego por Figueroa Alcorta, mientras hacía la cola para ingresar al Monumental, pensaba en las veces que en treinta años había soñado con ese momento, mientras observaba el amplio abanico generacional que se hizo presente. Padres con sus hijos, abuelos con sus nietos, parejas, hermanos, amigos de toda la vida... Algo que pocos artistas seguramente pueden lograr, sobre todo en el universo del rock. Añoré entonces a mis hermanos, a mi viejo, el primero que me puso un disco de los Beatles (Sgt. Peppers Lonealy Hearts Club Band) a mi vieja, a la que sentí varias veces conmigo esa noche, a grandes amigos que sé que aman la música de este hombre y sin embargo por diferentes circunstancias (geográficas o económicas o hasta laborales) no pudieron estar allí. Recordé también que en 1993, cuando Paul visitó las pampas con su New World Tour (la gira del disco “Off the Ground”) estaba muy lejos de concretar un viaje a Buenos Aires desde Montevideo para ver al ídolo. Pero la vida siempre da revancha.

Una vez sorteados los controles y la cortada de la entrada, ya instalados en la lejanísima Sivori (para que el lector se ubique, la tribuna detrás del arco que da al Río de la Plata, el del tablero... El escenario estaba en el otro arco, el de Figueroa Alcorta. Una entrada en primera fila costó cerca de los U$S 1600 y cualquier ubicación en campo no bajaba de los U$S 300) y mientras el sol se ponía a nuestra derecha y una hermosa “C Moon” brillaba junto al lucero de la tarde, observamos como se fue poblando el estadio. Pasó el ex-Piojos, Andrés Ciro Martínez, con un set acústico que no molestó ni llamó la atención... Algunos acompañaron con palmas los hits piojosos “Al Atardecer” y “Tan Solo” (que fue el primer ensayo “coral” de la tribuna), en un clima de respeto y expectativa que el artista comprendió y agradeció pertinentemente.

Quince o veinte minutos antes de las 21:00 (que era la hora H, según los amigos que estuvieron el día anterior) por las pantallas verticales a izquierda y derecha del escenario comenzaron a pasar imágenes alusivas a la carrera de Paul y de los Beatles, acompañado por unos remixes de canciones como “Ob La Di Ob La Da”, “Silly Love Songs” o “Coming Up” en clave electrónica. Las manos sudaban a pesar del fresequete que soplaba, en la cabeza ya se imaginaban los acordes de Venus and Mars/Rockshow, que sabíamos habían abierto la noche anterior y nos entreteníamos haciendo la popular “ola” que recorría la gigantesca “U” de las tribunas. Un momento muy divertido y de distensión, que ayudó a hacer la espera menos larga a pesar de los ya indisimulables nervios.

Finalmente, a las 21:20 se produjo la primera sorpresa: Sir Paul McCarntey y su banda se presentaron en el escenario y arrancaron su show con “Magical Mystery Tour”. Extasis. El primer multitudiarioaaaahhhhhhh” de los muchos (casi uno por tema) que sucedieron a cada comienzo de canción. Y luego, pegadito, “Jet”, el primero en sonar de los varios del clásico disco de los WingsBand on the Run”. Mientras Paul cantaba “I thought the only lonely place was on the moon” , parecía señalar a la hermosa luna creciente a su izquierda. El torrente de emociones se elevó al máximo con “All My Loving”, coreada y bailada por 50.000 personas y donde las lágrimas fueron incontenibles en muchos de los presentes. Fue como caer: “Hey, estoy viendo a un Beatle!” Y la cosa se fue poniendo cada vez mejor.

A continuación, uno de los Wings, “Letting Go”, del disco “Venus and Mars”. Tremendo. La banda, que Paul armó para la gira de Driving Rain (el primer disco que editó luego del fallecimiento de Linda Eastman, hace alrededor de ocho años) sonaba potente y ajustada. El sonido, aunque bajo (otra de las nuevas “disposiciones” para realizar shows en la cancha de River, además del campo con la gente sentada, desperdiciando 1/3 del mismo), era clarísimo y todo sonaba en plano. Lamentablemente, desde mi lugar, elevado y lejano, era inevitable un pequeñísimo delay o retraso en la llegada del audio, lo que en algunos momentos distraía y molestaba bastante.

El riff del comienzo del “Drive My Car” elevó las pulsaciones nuevamente. Después supimos que el día anterior, en este lugar, había tocado “Got to Get to Into My Life”, así que para los que repitieron o gustan conocer los setlist de los shows antes de presenciarlos fue una nueva sorpresa. Todos cantamos, bailamos y gritamos “Beep beep, beep beep, yeah!” con el tío Paul, que estaba exultante y ya había ensayado algunas palabras en castellano... Varias veces lo hizo, siempre con un ayuda memoria a sus pies, que consultaba de reojo. Después llegó el momento de demostrar que no se vive sólo del pasado y los recuerdos, y salieron con “Highway” del nuevo disco de “The Fireman”, un proyecto paralelo de Paul que arrancó a fines de los 90, si la memoria no me hace una jugarreta, con un disco de música ambience instrumental. Esta versión del bombero es contundente y rockera y así suena en manos de la banda de Paul. Y, hablando de banda, volvemos a “Band on the Run” con “Let Me Roll It”, con un homenaje a Jimi Hendrix y su “Foxy Lady” en la coda y Paulie soleando con la viola a pleno. Había cambiado el bajo por la guitarra, y ahora fue hacia una tarima a la izquierda del baterista Abe Laboriel Jr., de excelente performance. Una máquina de tocar el enorme moreno, una mezcla de Forest Withaker en su aspecto y John Bonham en su bombástico estilo. Sentado al piano de cola, Paul cantó “The Long and Winding Road”, nuevo pico emotivo en el show. Se quedó allí para “Nine Hundred and Eighty-Five”, otro de “Band on the Run” (ésto ya llamaba la atención en el escriba y le producía mucho placer, ya que se trata de uno de sus discos favoritos de siempre), “Let Em In”, del álbum “At the Speed of Sound” y una lindísimaMy Love”, previa dedicatoria a Linda y a todos los enamorados, ambas también de su etapa Wings, muchas veces injustamente desvalorizada.

Luego Paul tomó la guitarra acústica y se mandó con “I've Just Seen a Face” de “Help!” , que como todas las de los Fab Four fue especialmente considerada por el público y anunció una canción que sería ejecutada por primera vez en la gira, un estreno exclusivo para nosotros. La sorpresa fue mayúscula cuando Macca y compañía salieron con “Bluebird”. Las armonías vocales logradas por la banda son de una excelencia que supera, incluso, a las versiones originales. Siguió “And I Love Her”, otro clásico de los Beatles, coreado por la multitud y acompañado por lágrimas, sobre todo en los más veteranos que parecían estar viviendo una experiencia muy especial, encontrándose con un amigo de toda la vida.

Paul se quedó solito con su guitarra, enfocado por el seguidor y proyectando su sombra tan característica detrás suyo. “Blackbird”, emotiva e impecable, con una luna gigante bajando sobre su cabeza, fue seguida por una dedicatoria a su amigo John, muy ovacionado por el público. El intimista y melancólico “Here Today” que se encuentra en el álbum “Tug of War” de 1982, fue el tema escribió para recordar a Lennon. “I'm holding back the tears no more, I love you”, le cantó a su amigo, mientras una gran Tierra bajaba a hacerle compañía a la luna.

A continuación, munido de un banjo, inició “Dance Tonight” de su último trabajo “Memory Almost Full” y River fue una fiesta otra vez. Siguió con “Mrs. Vanderbilt” y tuvo a todo el mundo cantando y bailando el “Ho-Hey-Ho” con él. “Eleanor Rigby” fue otro momento de gran emoción. Hermosa versión del clásico de “Revolver”, junto a Laboriel Jr. en coros. Y llegó entonces el turno del homenaje al otro Beatle desaparecido, George Harrison, lo que desató una nueva ovación en el Monumental. Paul comentó que George tocaba muy bien el ukelele, y que entonces iba a tocar ese intrumento para él, aunque no lo tocara tan bien. La versión de “Something” que siguió a continuación fue de tal belleza que seguramente quede grabada para siempre en todos aquellos que la presenciamos. Impresionante. Uno de las mejores canciones de los Beatles, sin duda. Pasaban, mientras tanto, imágenes de George por la gran pantalla del escenario.

El tema que siguió fue Sing the Changes, el toque “Obama” de la noche (el rostro que se forma en la pantalla del escenario era claramente el del presidente de Estados Unidos), otra incluída en “Electric” de “The Fireman”. Aprovechamos para tomarnos un respiro ya que fue el único momento no tan caliente de la noche. Sumado a que la canción no es uno de los hits (no todo el mundo conoce ese disco), la figura de Obama no goza de tanta popularidad en estos pagos. Pero el descanso nos vino muy bien. Lo que se venía lo ameritaba.

Cuando sonaron los primeros acordes de “Band on the Run” (que era el único que faltaba del lado A del disco!) éste fan tenía la certeza de que estaba asistiendo a uno de los momentos memorables de su vida. Esos que se cuentan a hijos y nietos cuando los años van pasando, porque el sentimiento se renueva en el corazón cada vez que la memoria lo atiza. Siguió el bailongo con “Ob-La-Di Ob-La-Da”, una farra completa. La banda roqueaba en serio como en “Back in the U.S.S.R.” y “I've Got a Feeling”. Mucho power. “Paperback Writer”, perfecta, sonó impecable. Ni los Beatles, temiendo ser hereje, habían logrado en vivo esas complejísimas armonías vocales. Magia pura. Casi dos horas de show y nuestro amigo seguía, a sus 68 años, yendo del bajo a la guitarra y de la guitarra al piano, animando y hablando con la gente y, sobre todo, cantando esas perennes canciones en el mismo tono en el que fueron grabadas, muchas de ellas hace mas de 40 años. Y como las canta! Una performance vocal de excelencia, sin duda.

Es el turno de “A Day in the Life” y de una nueva ovación para John. Luego del “interludio maccartiano” (“Woke up, fell out of bed, dragged a comb across my head”), en lugar de regresar a la tercera y última estrofa, engancharon con “Give Peace a Chance”. Impresionante ver a toda esa gente coreando “all we are saying is give peace a chance”. Grande Lennon.

De vuelta al piano, “Let It Be” volvió a aflojar los lacrimales y se volvieron a ver los abrazos, las cabezas recostadas en los hombros, las miradas de agradecimiento de esos gurises de 10, 15, 18 años que no podían creer lo que estaban viendo, las lágrimas de esos veteranos que volvían a tener 20, 30 años y se lo imaginaban todavía con barba y pelo largo y negro. Y si canta igual!

Siguió “Live and Let Die”, con pirotecnia, explosiones y fuegos artificiales incluídos. Un espectáculo impresionante, para acompañar esa joyita de canción compuesta para la película homónima de James Bond. Luego de hacer cantar a hombre y mujeres todos juntos y por separado con “Hey Jude” (se trajo su piano pintado de colores!!) se despidió a eso de las 23:10. Todos sabíamos que volvería.

El riff de “Day Tripper” hizo sentir un escalofrío de placer en la columna vertebral de este ya entregado y fascinado cronista. Un estadio coreando ese inconfundible y seminal riff de guitarra fue una nueva señal de lo histórico, de lo inolvidable del momento. Piel de gallina y aullidos de júbilo acompañaban la performance impecable de Sir Paul McCartney, acompañado, cabe reiterar por una banda de lujo. La mejor y mas poderosa que se le haya conocido desde The Beatles, en mi humilde opinión. Ya hemos comentado la performance del baterista. Pero también están Ray Wilson, blondo guitarrista que se hace cargo del bajo cada vez que Paul va hacia otro instrumento, Rusty Anderson en guitarra líder, prolijo, seguro, muy rocker y el querido PaulWixWickens, que toca hace muchísimos años con Macca y estuvo en Buenos Aires en el 93. Todos cantaron cuando fueron requeridos y lo hicieron muy bien.

Paul volvió al piano vertical para una impactante y muy divertida “Lady Madonna” y agarró el bajo otra vez para “Get Back”. Delirio total. Se despide otra vez y se va corriendo hacia el costado, dando un saltito por sobre los monitores! Increíble y envidiable el estado físico del hombre. Al ratito regresa con la acústica para su himno personal, “Yesterday”. Un nuevo momento de intimidad en un show multitudinario. Cuántas veces habrá cantado esa canción y aún logra decirla con emoción, contagiar el sentimiento. Una comunión de esas tan especiales e inexplicables que sólo la música puede lograr. Bueno, ya está, capaz que ahora alguna otra con la guitarrita y chau, nos vemos la próxima, a descansar... Que ilusos. Seguramente no muchos se imaginaron que luego de dos horas y media de show, con el alto nivel de exigencia del mismo, ésta leyenda viva de la música contemporánea se iba a despachar con la versión mas poderosa y contundente de “Helter Skelter” de la que uno tenga memoria. Mamita! Una aplanadora. Hubiera sido tan lindo poder ponerle un par de decibeles mas!! Y para el gran final, el reprise de “Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band” y “The End”, que resume en su última frase toda la experiencia del show de Paul McCartney en Buenos Aires, así como la experiencia integral de ser un beatle fan, sin duda. Y acá estaré renunciando a la originalidad, pero se me permitirá, sin embargo, ya que hemos entrado en confianza: “and in the end, the love you take is equal to the love you make”. Y al final, el amor que tomás es igual al que das. Gracias tío Paul. Sueño cumplido.

G.C.F.