Si no soy yo… ¿quién soy?
Hay algo predecible en las películas de espionaje: son todas iguales, hasta los títulos se parecen, y cualquier espectador deberá hacer un esfuerzo para diferenciar una de otra, tarea difícil si las hay. Claro: siempre hay algún detalle especial que les da ese toque individual mientras uno las está viendo, aunque después de un rato todo eso se desdibuje. El detalle especial en Identidad secreta es la presencia del joven Taylor Lautner, el hombre-lobo de la saga “Crepúsculo”, que acá no se saca la camisa porque no tiene tiempo: debe correr sin parar según una premisa común a toda película de espionaje, donde el protagonista es perseguido por fuerzas oscuras (si es más de una, mejor) que quieren capturarlo, tal vez matarlo, por razones que la víctima tarda en descubrir. Eso sí, en su fuga desesperada siempre tiene dinero para comprar lo que quiera, a pesar de haber salido corriendo con lo puesto y poca cosa más. Es una licencia argumental que hay que aceptar sin mayores cuestionamientos.
Lautner se llama acá Nathan Harper, vive en Pittsburgh como un adolescente normal y tiene cierto recelo contra su padre (Jason Isaacs), que lo obliga a practicar lucha libre y lo vapulea sin piedad sólo para que “se defienda en la vida”. La madre (Maria Bello) tiene poco diálogo con él, su psiquiatra (Sigourney Weaver) se muestra en cambio comprensiva y Karen, la chica de sus sueños (Lily Collins), lo destrata todo el tiempo. Hasta que ambos jóvenes son obligados a presentar un trabajo colegial en conjunto y Nathan descubre, por pura casualidad, que figura en una lista de niños desaparecidos. ¿Quién es él? ¿Fue acaso robado? ¿Quiénes son esos señores que dicen ser sus padres? No tiene tiempo de averiguarlo porque apenas descubre el hecho (que podría traumar a cualquiera) cae por su casa una partida de “hombres de negro” con muy malas intenciones y Nathan comienza su vertiginosa huida sin poder hacer preguntas.
Todo el mundo recuerda “Intriga internacional” (North by Northwest), del maestro Alfred Hitchcock, donde Cary Grant era perseguido por espías y policías sin entender nada y sin poder pedir ayuda a nadie. Ese modelo está presente acá, con mafiosos serbios muy malos comandados por Michael Nyqvist (el de la trilogía “Millenium”) y agentes de la CIA no muy confiables, sobre todo por estar al mando de Alfred Molina, ese tipo al que nunca se le debe dar la espalda. No falta por supuesto la escena en el tren, con Nathan compartiendo camarote con Karen, a quien ha debido arrastrar en la fuga porque fue testigo de todo pero nadie la buscaba a ella, o sea que es candidata a ser boleta. La parejita se las arregla para esquivar trompadas y balas, lo cual no carece de lógica porque el pibe fue preparado para ello por aquel “padre” exigente. Lo único que le importa, aparte de sobrevivir y sortear a sus perseguidores, es saber qué está pasando, quiénes son sus verdaderos padres y por qué lo abandonaron.
Dirigida por John Singleton, que una vez fue un director muy joven e independiente con ideas originales (“Boyz N the Hood”, 1991), la trama es amena pero rutinaria, en un nivel que demuestra que la madurez no le ha servido al realizador para afinar su estilo sino más bien para adocenarlo. Había hecho hace poco un título estimable (“Cuatro hermanos”, con Mark Wahlberg), pero Identidad secreta es una suma de clisés muy vistos, sin mayores sorpresas más que su ritmo ágil, su fotografía vistosa y su música estruendosa. Es probable que esté dirigida a plateas juveniles admiradoras de la saga “Crepúsculo” y de los trabajados músculos de Lautner, quien aquí trata de zafar de su encasillamiento y probar que también puede hacer de Matt Damon o de Mark Wahlberg con las debidas distancias. Porque no solo Hitchcock es el modelo. También está presente la saga Bourne, con las debidas distancias.
Lo que sorprende en realidad es ver las limitadas condiciones actorales de Lautner disimuladas por un elenco poblado de nombres conocidos. El chico no está mal en realidad, porque como héroe de acción es bastante mejor que otros que andan por ahí mostrando su cara de piedra (y no nos referimos concretamente a Nicolas Cage) y al menos tiene fotogenia. Pero Isaacs, Bello, Molina, Nyqvist y Weaver aportan lo suyo para que el asunto progrese debidamente con más acción que efectos visuales y más intriga de espionaje que ruidosas explosiones. Quien no quiera creer en lo que está viendo tiene bastantes elementos para distraerse, pero nunca se va a aburrir. Por lo menos en ese terreno, Singleton sigue manejando la cámara con bastante soltura.
“Identidad secreta” (“Abduction”). EEUU, 2011. Dirigida por John Singleton. Escrita por Shawn Christensen. Con Taylor Lautner, Lily Collins, Alfred Molina, Jason Isaacs, Maria Bello, Michael Nyqvist, Sigourney Weaver, Denzel Whitaker, Dermot Mulroney. Duración: 106 minutos.
Publicada originalmente en el semanario "Búsqueda" de Montevideo, Uruguay, el 29/09/11
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